Constituyendo el culto público a Dios nuestro Señor y a su Madre, la Virgen Santísima, el fin principal de esta Hermandad y Cofradía de Nazarenos, la Corporación, cumpliendo lo que señalan sus estatutos, celebra su principal acto de culto anual realizando su Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en la Madrugada del Viernes Santo, acompañando a sus Imágenes Titulares, con el piadoso fin de visitar al Santísimo custodiado en el Monumento.

En el día en que se conmemora la muerte de nuestro Salvador, los hermanos del Calvario, revestidos de su característico estilo de severidad, silencio y compostura y con la naturalidad que ofrece el rito conocido, pero no apbest cheap sex toys mens sex toys cheap lace front wigs rose sex toy custom basketball jerseys sex toys for men nike air jordan 1 retro cheap sex toys nfl jerseys cheap nike men��s air jordan 1 mid stores nfl jerseys cheap custom basketball uniforms custom designs cheap custom jerseys free sex toys rendido, y  como reflejo de un ensimismado estado interior, acompañan al Santísimo Cristo del Calvario y a Nuestra Señora de la Presentación, como nazarenos, costaleros o acólitos, pero siempre en la conciencia de celebrar un solemne acto de culto público que se repite con una fidelidad secular a unas formas propias de religiosidad que se han venido configurando desde el siglo XVI.

El destino de la procesión es la Catedral de Sevilla. En ella se produce el milagro del encuentro, entre el verdadero Dios, custodiado en el monumento, y la representación de Dios, crucificado por los hombres en el Calvario, en un impresionante silencio apenas roto por las oraciones de los hermanos del Calvario y por los motetes penitenciales que, como un lamento preparan la escena. Poco después la dulcísima Virgen de la Presentación se apresura para estar cerca de su hijo y de su terrible sufrimiento.

Por eso tras el encuentro con Jesús Sacramentado el ritmo de la procesión se torna aún más presuroso al haberse cumplido lo esperado, quedando, ya sólo, el regreso al templo que acogerá, durante un año, a las Sagradas Imágenes en la penumbra de su Capilla, recibiendo el cariño, las oraciones y las súplicas de sus hermanos, devotos y fieles hasta la siguiente madrugada.